jueves, 2 de julio de 2009

Cuando no nos dejan marchar...

Por Danilo Gonzalez dg.espacio@gmail.com

Desde que me metí al mundo de las ONG empecé a participar en marchas, caminatas, plantones y varios tipos de manifestaciones en Nicaragua. En la universidad, dada su naturaleza católica y con un rector miembro del OPUS DEI, las causas sociales que se me hacían notables obedecían también a la necesidad de auto-indulgencia de las hermandades religiosas juveniles dentro de la universidad, haciendo obras de caridad más que defendiendo los DDHH de las personas.

Una vez puesto en las calles con las compañeras feministas, la diversidad sexual, la juventud o la gente en general, pude reconocer en los rostros de las personas sus convicciones e ideales, y hablando, gritando, bailando, sonriendo, manifestándome, expresándome, fui construyendo mi propia postura alrededor de las situaciones tan difíciles a las que se han enfrentado mujeres, jóvenes, homosexuales, lesbianas, mujeres y hombres trans, universitarios y otros grupos vulnerados en Nicaragua.

Es muy difícil, estando lejos, ver como mi país se cae poco a poco… y no tuvieron que ser aviones estrellándose contra edificios, pero bastan la intolerancia y la violencia para destruir la democracia… la poca democracia que se ha construido en Nicaragua, a partir de ideales revolucionaros, con decepciones revolucionarias, con sueños revolucionarios re-creados a partir de la demagogia de un “gobierno para el pueblo”… ¿qué mas da? A mucha gente ya no le interesa la “política” de la Asamblea Nacional o la de las secciones de política en los periódicos, sin entender que debemos ser parte de la construcción de ésta misma partiendo desde nuestras posturas como parte de la sociedad nicaragüense. Por ser parte de una comunidad, ya somos parte de la política…

Este fin de semana el clima en Nicaragua fue mas caliente de lo usual… enfrentamientos, ciudades sitiadas, encapuchados con camisetas donde se podía leer “Programa Amor” por doquier y nicaragüenses atacándose entre si. Lo mas lamentable es ver personas queriéndose expresar marchando en las calles y otros y otras reprimiendo esta libertad. ¿Quién se sentirá lo suficientemente seguro o libre como para manifestarse en Nicaragua de nuevo después de un claro apoyo gubernamental a crear enfrentamientos entre el mismo pueblo? Compartiendo con un amigo a través del MSN, me dijo algo sabio… al final, el pueblo es el que pone a los muertos y heridos, cuando los dirigentes no asoman sus caras para no sudarse, o quizás porque tienen alguna enfermedad en la piel que solo les permite hacer actos nocturnos, como las noches oscuras de los 80… muy recodadas por la Iglesia Católica cuando aquella visita del Papa o durante los actos militares… ya no me extrañan los CPC (Consejos del Poder Ciudadano), los CLS (Consejos de Liderazgo Sandinista) o los buses abanderados de rojo y negro con “manifestantes” asalariados y orientados a que la gente no se agrupe y haga uso de su derecho pleno a la libertad de expresión.

Después de varios intentos, en Managua, la gente al menos pudo caminar por las calles. No pretendo defender ninguna de las posturas, sin embargo, ¿desde cuando hay marchas paralelas de bandos que se llevan mal, o desde cuando la Policía Nacional en Nicaragua tiene la capacidad para resguardar la seguridad de quienes quieren atacar a otros?

Yo, en México, viendo mi paisito desde largo, me preocupa que la cooperación se quiera retirar, que el diario oficialista de gobierno tenga una critica y posición vulgar, ofensiva y descalificadora, que la gente tenga miedo a ir a exigir sus derechos a la calle, especialmente, que la gente este tan indiferente ante la situación política, social y económica y que no asumamos nuestra responsabilidad ante los distintos escenarios de agresión en Nicaragua. Me preocupa mi familia, amistades, conocidos y la gente con menos recursos sufriendo los embates de la inflación, la devaluación del Córdoba, la institución de una dictadura familiar, las malas condiciones de vida, la falta de educación… que las y los jóvenes no tengan un trabajo y terminen explotados en una zona franca y que la gente no llegue a los plantones de Metrocentro por miedo a ser agredidos el ultimo viernes de cada mes. Eso me preocupa… que la gente se quede cómodamente en las casas indiferentes y sin sentir la necesidad de reclamar.

Finalmente, las luchas no son entre el gobierno y opositores, sandinistas contra la sociedad civil o la policía contra la gente… esto es entre las injusticias y lo que vos y yo podemos hacer, propiciando que ninguna se agreda, pero que fomente una transformación social desde nuestras actitudes y convicciones. Cuando no nos dejan marchar, la lucha se vuelca por la libertad de expresión. Sea como sea, cuando siento una mordaza en mi boca o ataduras en los pies, me toca hacer uso de mis ideales y análisis de la situación social en general para pensar en el próximo paso. Quizás sea marchando que tengamos que exigir que no nos agredan cuando no estemos a favor del gobierno.

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jueves, 2 de julio de 2009

Cuando no nos dejan marchar...

Por Danilo Gonzalez dg.espacio@gmail.com

Desde que me metí al mundo de las ONG empecé a participar en marchas, caminatas, plantones y varios tipos de manifestaciones en Nicaragua. En la universidad, dada su naturaleza católica y con un rector miembro del OPUS DEI, las causas sociales que se me hacían notables obedecían también a la necesidad de auto-indulgencia de las hermandades religiosas juveniles dentro de la universidad, haciendo obras de caridad más que defendiendo los DDHH de las personas.

Una vez puesto en las calles con las compañeras feministas, la diversidad sexual, la juventud o la gente en general, pude reconocer en los rostros de las personas sus convicciones e ideales, y hablando, gritando, bailando, sonriendo, manifestándome, expresándome, fui construyendo mi propia postura alrededor de las situaciones tan difíciles a las que se han enfrentado mujeres, jóvenes, homosexuales, lesbianas, mujeres y hombres trans, universitarios y otros grupos vulnerados en Nicaragua.

Es muy difícil, estando lejos, ver como mi país se cae poco a poco… y no tuvieron que ser aviones estrellándose contra edificios, pero bastan la intolerancia y la violencia para destruir la democracia… la poca democracia que se ha construido en Nicaragua, a partir de ideales revolucionaros, con decepciones revolucionarias, con sueños revolucionarios re-creados a partir de la demagogia de un “gobierno para el pueblo”… ¿qué mas da? A mucha gente ya no le interesa la “política” de la Asamblea Nacional o la de las secciones de política en los periódicos, sin entender que debemos ser parte de la construcción de ésta misma partiendo desde nuestras posturas como parte de la sociedad nicaragüense. Por ser parte de una comunidad, ya somos parte de la política…

Este fin de semana el clima en Nicaragua fue mas caliente de lo usual… enfrentamientos, ciudades sitiadas, encapuchados con camisetas donde se podía leer “Programa Amor” por doquier y nicaragüenses atacándose entre si. Lo mas lamentable es ver personas queriéndose expresar marchando en las calles y otros y otras reprimiendo esta libertad. ¿Quién se sentirá lo suficientemente seguro o libre como para manifestarse en Nicaragua de nuevo después de un claro apoyo gubernamental a crear enfrentamientos entre el mismo pueblo? Compartiendo con un amigo a través del MSN, me dijo algo sabio… al final, el pueblo es el que pone a los muertos y heridos, cuando los dirigentes no asoman sus caras para no sudarse, o quizás porque tienen alguna enfermedad en la piel que solo les permite hacer actos nocturnos, como las noches oscuras de los 80… muy recodadas por la Iglesia Católica cuando aquella visita del Papa o durante los actos militares… ya no me extrañan los CPC (Consejos del Poder Ciudadano), los CLS (Consejos de Liderazgo Sandinista) o los buses abanderados de rojo y negro con “manifestantes” asalariados y orientados a que la gente no se agrupe y haga uso de su derecho pleno a la libertad de expresión.

Después de varios intentos, en Managua, la gente al menos pudo caminar por las calles. No pretendo defender ninguna de las posturas, sin embargo, ¿desde cuando hay marchas paralelas de bandos que se llevan mal, o desde cuando la Policía Nacional en Nicaragua tiene la capacidad para resguardar la seguridad de quienes quieren atacar a otros?

Yo, en México, viendo mi paisito desde largo, me preocupa que la cooperación se quiera retirar, que el diario oficialista de gobierno tenga una critica y posición vulgar, ofensiva y descalificadora, que la gente tenga miedo a ir a exigir sus derechos a la calle, especialmente, que la gente este tan indiferente ante la situación política, social y económica y que no asumamos nuestra responsabilidad ante los distintos escenarios de agresión en Nicaragua. Me preocupa mi familia, amistades, conocidos y la gente con menos recursos sufriendo los embates de la inflación, la devaluación del Córdoba, la institución de una dictadura familiar, las malas condiciones de vida, la falta de educación… que las y los jóvenes no tengan un trabajo y terminen explotados en una zona franca y que la gente no llegue a los plantones de Metrocentro por miedo a ser agredidos el ultimo viernes de cada mes. Eso me preocupa… que la gente se quede cómodamente en las casas indiferentes y sin sentir la necesidad de reclamar.

Finalmente, las luchas no son entre el gobierno y opositores, sandinistas contra la sociedad civil o la policía contra la gente… esto es entre las injusticias y lo que vos y yo podemos hacer, propiciando que ninguna se agreda, pero que fomente una transformación social desde nuestras actitudes y convicciones. Cuando no nos dejan marchar, la lucha se vuelca por la libertad de expresión. Sea como sea, cuando siento una mordaza en mi boca o ataduras en los pies, me toca hacer uso de mis ideales y análisis de la situación social en general para pensar en el próximo paso. Quizás sea marchando que tengamos que exigir que no nos agredan cuando no estemos a favor del gobierno.

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