miércoles, 9 de abril de 2008

Un espacio con Héctor Avellán

Por M.Santiago
mv.espacio@gmail.com

Prominente poeta nicaragüense, Héctor Avellán ha calado en el mundo literario de Nicaragua como uno de los precursores de la poesía nacional abiertamente gay. Su experiencia lo ha llevado de ser poeta a levantador de masas hasta llegar a actor y productor de cine. Espacio, de un modo muy particular, obtuvo unas palabras de Héctor que amplían la imagen de poeta, en esta primera parte de la entrevista.

La intima relación de Héctor con la poesía
Sus palabras denotan un amplia relación entre su vida y la poesía “La poesía es lo que me mantiene vivo” afirma cuando le preguntamos sobre la vida de un poeta gay en nuestro país. Un respuesta obvia que la reafirma con sus palabras; “ser un poeta abiertamente gay significa que cuando escribo lo hago honestamente conmigo mismo y con el publico que lee y me escucha. Mis poemas de amor están dedicados a un hombre, no escondo ni cambio nombres en mi poesía.” Para Héctor, su sinceridad ha sido la carta de presentación más efectiva para obtener la simpatía del público.

Sus inicios los relaciona con Ernesto Cardenal, “porque fue con lo que él hacia y que yo me enteraba cuando era niño, que habían talleres de poesía, que me enamoré de la poesía. Mi poesía habla de los problemas sociales, de la vida y del paso del tiempo”. Ya en una época más reciente, Gioconda Belli, logro que Héctor se abriera a su sexualidad en la poesía, “ella celebra el cuerpo, y eso a mi me impactó mucho cuando era un adolescente y huía de la vida para refugiarme en la poesía. También me influencia mucho la poesía de los jóvenes que siempre leo y estoy en contacto con ellos.”

La visión de poesía para el escritor esta clara “hacer poesía es asumir una posición frente al mundo”. Un poeta no puede ser indiferente ante las injusticias sociales, pero es el tiempo, que es Dios, quien se encargará de juzgar nuestras acciones y nuestro trabajo” afirma Héctor. Aunque mantiene un diversidad de estilos, Avellán afirma que el lenguaje utilizado en su poesía es cotidiano, “para que lo entienda todo mundo, no me gusta el rebuscamiento ni las palabras que la gente no usa normalmente. La poesía es un acto de comunicación.”

Entre el aire y la luz
La realidad recogida por Héctor emana básicamente de sus entrañas. El mismo nos los confirma cuando le preguntamos sobre el escrito que más le gusta y sin basilar nos dijo que la recopilación de La Mala Uva, “lo escribí en un momento muy difícil para mí. Estaba enojado con el mundo y con la vida y me quería morir. Aún batallo contra estos sentimientos de querer dejarlo todo e irme del mundo. Pero en esa época no miraba el sol claro. Es difícil despertar una mañana sin esperanza. Ahora aunque a veces recibo muchas criticas negativas de la gente y de amigos que quiero mucho y que me han dejado, porque no entienden lo que hago” nos comenta.

A pesar de todos esos sentimiento, para Avellán su poesía le ha dado múltiples experiencias que no cambiara, “gracias a ella he podido viajar y conocer a muchas personas que aprecian mi trabajo” confirma el escritor.

Sus mismas palabras no hacen adentrarnos en la intimidad del escritor y nos define que él no busca más que estar bien consigo mismo y el trabajo que realiza. Y su filosofía de vida con respecto al éxito la plasma cuando nos dice que “el éxito yo lo veo en función de mi equilibrio espiritual, estoy bien conmigo mismo, no tengo ambición de poder ni ansias de dominación, me gusta ayudar”. En cuanto a su éxito poético, considera que la misma se debe trabajar de un modo constante hasta lograr un texto que de plena satisfacción personal. Aunque considera que “la poesía no cambiara el mundo, pero es un medio para que la gente crezca, a mi me ha hecho crecer como persona”.

El poeta Héctor se relaciona mucho con los nuevos escritores y escritoras, “en Nicaragua no se apoya mucho a los jóvenes que quieren ser poetas, todavía nos llaman vagos e improductivos.” En su afán de hacer más abierta la poesía nacional a nuevas ideas y propuesta, él ha sido artífice de muchas propuestas para conocer la nueva generación de poetas diversos que surge en nuestro país. Algunas veces controversial y otras no, así es Héctor, el Héctor de la siguiente parte de esta entrevista.

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miércoles, 9 de abril de 2008

Un espacio con Héctor Avellán

Por M.Santiago
mv.espacio@gmail.com

Prominente poeta nicaragüense, Héctor Avellán ha calado en el mundo literario de Nicaragua como uno de los precursores de la poesía nacional abiertamente gay. Su experiencia lo ha llevado de ser poeta a levantador de masas hasta llegar a actor y productor de cine. Espacio, de un modo muy particular, obtuvo unas palabras de Héctor que amplían la imagen de poeta, en esta primera parte de la entrevista.

La intima relación de Héctor con la poesía
Sus palabras denotan un amplia relación entre su vida y la poesía “La poesía es lo que me mantiene vivo” afirma cuando le preguntamos sobre la vida de un poeta gay en nuestro país. Un respuesta obvia que la reafirma con sus palabras; “ser un poeta abiertamente gay significa que cuando escribo lo hago honestamente conmigo mismo y con el publico que lee y me escucha. Mis poemas de amor están dedicados a un hombre, no escondo ni cambio nombres en mi poesía.” Para Héctor, su sinceridad ha sido la carta de presentación más efectiva para obtener la simpatía del público.

Sus inicios los relaciona con Ernesto Cardenal, “porque fue con lo que él hacia y que yo me enteraba cuando era niño, que habían talleres de poesía, que me enamoré de la poesía. Mi poesía habla de los problemas sociales, de la vida y del paso del tiempo”. Ya en una época más reciente, Gioconda Belli, logro que Héctor se abriera a su sexualidad en la poesía, “ella celebra el cuerpo, y eso a mi me impactó mucho cuando era un adolescente y huía de la vida para refugiarme en la poesía. También me influencia mucho la poesía de los jóvenes que siempre leo y estoy en contacto con ellos.”

La visión de poesía para el escritor esta clara “hacer poesía es asumir una posición frente al mundo”. Un poeta no puede ser indiferente ante las injusticias sociales, pero es el tiempo, que es Dios, quien se encargará de juzgar nuestras acciones y nuestro trabajo” afirma Héctor. Aunque mantiene un diversidad de estilos, Avellán afirma que el lenguaje utilizado en su poesía es cotidiano, “para que lo entienda todo mundo, no me gusta el rebuscamiento ni las palabras que la gente no usa normalmente. La poesía es un acto de comunicación.”

Entre el aire y la luz
La realidad recogida por Héctor emana básicamente de sus entrañas. El mismo nos los confirma cuando le preguntamos sobre el escrito que más le gusta y sin basilar nos dijo que la recopilación de La Mala Uva, “lo escribí en un momento muy difícil para mí. Estaba enojado con el mundo y con la vida y me quería morir. Aún batallo contra estos sentimientos de querer dejarlo todo e irme del mundo. Pero en esa época no miraba el sol claro. Es difícil despertar una mañana sin esperanza. Ahora aunque a veces recibo muchas criticas negativas de la gente y de amigos que quiero mucho y que me han dejado, porque no entienden lo que hago” nos comenta.

A pesar de todos esos sentimiento, para Avellán su poesía le ha dado múltiples experiencias que no cambiara, “gracias a ella he podido viajar y conocer a muchas personas que aprecian mi trabajo” confirma el escritor.

Sus mismas palabras no hacen adentrarnos en la intimidad del escritor y nos define que él no busca más que estar bien consigo mismo y el trabajo que realiza. Y su filosofía de vida con respecto al éxito la plasma cuando nos dice que “el éxito yo lo veo en función de mi equilibrio espiritual, estoy bien conmigo mismo, no tengo ambición de poder ni ansias de dominación, me gusta ayudar”. En cuanto a su éxito poético, considera que la misma se debe trabajar de un modo constante hasta lograr un texto que de plena satisfacción personal. Aunque considera que “la poesía no cambiara el mundo, pero es un medio para que la gente crezca, a mi me ha hecho crecer como persona”.

El poeta Héctor se relaciona mucho con los nuevos escritores y escritoras, “en Nicaragua no se apoya mucho a los jóvenes que quieren ser poetas, todavía nos llaman vagos e improductivos.” En su afán de hacer más abierta la poesía nacional a nuevas ideas y propuesta, él ha sido artífice de muchas propuestas para conocer la nueva generación de poetas diversos que surge en nuestro país. Algunas veces controversial y otras no, así es Héctor, el Héctor de la siguiente parte de esta entrevista.

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