En un amplio artículo de opinión publicado en el nuevo periódico oficialista “El 19” y bajo el titulo “La conexión feminista y las guerras de baja intensidad”, la Primera Dama de Nicaragua, Rosario Murillo descalifica categóricamente las luchas feministas y a sus protagonistas, a quienes califica de “falsas profetas y sacerdotisas”.
El artículo está estructurado de tal manera que explica, desde su concepción el “feminismo de derecha” o en otras palabras “contra revolución”. El artículo lo escribe en el marco de múltiples protestas desarrolladas por mujeres en Uruguay, Honduras, Guatemala y Nicaragua sobre la acusación de violación de Zoilaamerica Narváez en contra de su padrastro, el Presidente de Nicaragua, Daniel Ortega Saavedra.
La primera dama, acusa a las feministas de practicar “una guerra de baja intensidad, predominantemente mediática” y “un terrorismo político sin precedentes”. En su amplio artículo, Murillo destaca el afán de las “falsas sacerdotisas” de promover campañas de desvalorización de la cultura local con anzuelos democracia, imágenes callejeras, lenguaje visceral y vengativo o patologías esquizofrénicas, todo bajo el calificativo del “mal”. En un párrafo se expresa en clara alusión a los casos de niñas embarazadas, en particular al caso de Rosa, por el que 10 mujeres son procesadas, “por su afán de destrucción política, y de desintegración familiar”.
Del mismo modo, califica al feminismo y sus protagonistas como “pro-europeo y norteamericano, que viste de mujer, pero no conoce, nunca ha conocido, la sensibilidad del corazón de la mujer”.
La cultura justificación del retraso
Ya con anterioridad Rosario murillo había dicho que la cultura local no permite la práctica del aborto o el matrimonio entre personas del mismo sexo. Ahora, nuevamente, plasma su planteamiento a favor de la “cultura local” y afirma que las feministas utilizan sus espacios para “intentar imponer la escala de valores culturales, e imponernos normas sociales ajenas y extrañas, para nuestra convivencia familiar y comunitaria”. Frases contundentes, que confirman el nulo apoyo del Gobierno a políticas que reconozcan el derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo y de las personas sexualmente diversas a vivir sin restricciones y con goce de plenos derechos.
Rosario Murillo considera que el feminismo de hoy “busca vender sus estereotipos, como post-modernidad, promoviendo sus cultura extranjera, ajena a nuestra idiosincrasia, que forma parte además, de un modelo cultural fracasado, destructor del mundo, que despojado almas, y entronizado egoísmos, soledades y vacios profundos”
El prototipo de mujer de Rosario Murillo
Para finalizar su escrito, Murillo describe el prototipo de mujer inmersa en los procesos revolucionarios y progresistas de América Latina. Dicha mujer, tiene “una conciencia incluyente, instinto maternal, y sentido de familia, de pareja, y de hermandad humana”, nada diferente a una feminista o a un hombre gay, trans o mujer lesbiana. Asimismo, considera que la idiosincrasia y los valores culturales “históricos” han permitido a la humanidad amar, excluyendo las nuevas realidades y formas de amar que existen en el mundo.
Una vez más, la el Gobierno de Nicaragua, a través de su primera Dama y Secretaria de Comunicación confirma el doble discurso y la doble moral que guían su actuar. Habla de amor, pero despliega odio y rencor disfrazado bajo una estela de palabras. Finalmente, este tipo de escritos únicamente contribuyen a polarizar más el país y esbozan los pensamientos radicales y ortodoxos del Gobierno de Nicaragua en cuanto a temas de gran interés para minorías del país.
jueves, 6 de noviembre de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
jueves, 6 de noviembre de 2008
Rosario Murillo descalifica el feminismo
En un amplio artículo de opinión publicado en el nuevo periódico oficialista “El 19” y bajo el titulo “La conexión feminista y las guerras de baja intensidad”, la Primera Dama de Nicaragua, Rosario Murillo descalifica categóricamente las luchas feministas y a sus protagonistas, a quienes califica de “falsas profetas y sacerdotisas”.
El artículo está estructurado de tal manera que explica, desde su concepción el “feminismo de derecha” o en otras palabras “contra revolución”. El artículo lo escribe en el marco de múltiples protestas desarrolladas por mujeres en Uruguay, Honduras, Guatemala y Nicaragua sobre la acusación de violación de Zoilaamerica Narváez en contra de su padrastro, el Presidente de Nicaragua, Daniel Ortega Saavedra.
La primera dama, acusa a las feministas de practicar “una guerra de baja intensidad, predominantemente mediática” y “un terrorismo político sin precedentes”. En su amplio artículo, Murillo destaca el afán de las “falsas sacerdotisas” de promover campañas de desvalorización de la cultura local con anzuelos democracia, imágenes callejeras, lenguaje visceral y vengativo o patologías esquizofrénicas, todo bajo el calificativo del “mal”. En un párrafo se expresa en clara alusión a los casos de niñas embarazadas, en particular al caso de Rosa, por el que 10 mujeres son procesadas, “por su afán de destrucción política, y de desintegración familiar”.
Del mismo modo, califica al feminismo y sus protagonistas como “pro-europeo y norteamericano, que viste de mujer, pero no conoce, nunca ha conocido, la sensibilidad del corazón de la mujer”.
La cultura justificación del retraso
Ya con anterioridad Rosario murillo había dicho que la cultura local no permite la práctica del aborto o el matrimonio entre personas del mismo sexo. Ahora, nuevamente, plasma su planteamiento a favor de la “cultura local” y afirma que las feministas utilizan sus espacios para “intentar imponer la escala de valores culturales, e imponernos normas sociales ajenas y extrañas, para nuestra convivencia familiar y comunitaria”. Frases contundentes, que confirman el nulo apoyo del Gobierno a políticas que reconozcan el derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo y de las personas sexualmente diversas a vivir sin restricciones y con goce de plenos derechos.
Rosario Murillo considera que el feminismo de hoy “busca vender sus estereotipos, como post-modernidad, promoviendo sus cultura extranjera, ajena a nuestra idiosincrasia, que forma parte además, de un modelo cultural fracasado, destructor del mundo, que despojado almas, y entronizado egoísmos, soledades y vacios profundos”
El prototipo de mujer de Rosario Murillo
Para finalizar su escrito, Murillo describe el prototipo de mujer inmersa en los procesos revolucionarios y progresistas de América Latina. Dicha mujer, tiene “una conciencia incluyente, instinto maternal, y sentido de familia, de pareja, y de hermandad humana”, nada diferente a una feminista o a un hombre gay, trans o mujer lesbiana. Asimismo, considera que la idiosincrasia y los valores culturales “históricos” han permitido a la humanidad amar, excluyendo las nuevas realidades y formas de amar que existen en el mundo.
Una vez más, la el Gobierno de Nicaragua, a través de su primera Dama y Secretaria de Comunicación confirma el doble discurso y la doble moral que guían su actuar. Habla de amor, pero despliega odio y rencor disfrazado bajo una estela de palabras. Finalmente, este tipo de escritos únicamente contribuyen a polarizar más el país y esbozan los pensamientos radicales y ortodoxos del Gobierno de Nicaragua en cuanto a temas de gran interés para minorías del país.
El artículo está estructurado de tal manera que explica, desde su concepción el “feminismo de derecha” o en otras palabras “contra revolución”. El artículo lo escribe en el marco de múltiples protestas desarrolladas por mujeres en Uruguay, Honduras, Guatemala y Nicaragua sobre la acusación de violación de Zoilaamerica Narváez en contra de su padrastro, el Presidente de Nicaragua, Daniel Ortega Saavedra.
La primera dama, acusa a las feministas de practicar “una guerra de baja intensidad, predominantemente mediática” y “un terrorismo político sin precedentes”. En su amplio artículo, Murillo destaca el afán de las “falsas sacerdotisas” de promover campañas de desvalorización de la cultura local con anzuelos democracia, imágenes callejeras, lenguaje visceral y vengativo o patologías esquizofrénicas, todo bajo el calificativo del “mal”. En un párrafo se expresa en clara alusión a los casos de niñas embarazadas, en particular al caso de Rosa, por el que 10 mujeres son procesadas, “por su afán de destrucción política, y de desintegración familiar”.
Del mismo modo, califica al feminismo y sus protagonistas como “pro-europeo y norteamericano, que viste de mujer, pero no conoce, nunca ha conocido, la sensibilidad del corazón de la mujer”.
La cultura justificación del retraso
Ya con anterioridad Rosario murillo había dicho que la cultura local no permite la práctica del aborto o el matrimonio entre personas del mismo sexo. Ahora, nuevamente, plasma su planteamiento a favor de la “cultura local” y afirma que las feministas utilizan sus espacios para “intentar imponer la escala de valores culturales, e imponernos normas sociales ajenas y extrañas, para nuestra convivencia familiar y comunitaria”. Frases contundentes, que confirman el nulo apoyo del Gobierno a políticas que reconozcan el derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo y de las personas sexualmente diversas a vivir sin restricciones y con goce de plenos derechos.
Rosario Murillo considera que el feminismo de hoy “busca vender sus estereotipos, como post-modernidad, promoviendo sus cultura extranjera, ajena a nuestra idiosincrasia, que forma parte además, de un modelo cultural fracasado, destructor del mundo, que despojado almas, y entronizado egoísmos, soledades y vacios profundos”
El prototipo de mujer de Rosario Murillo
Para finalizar su escrito, Murillo describe el prototipo de mujer inmersa en los procesos revolucionarios y progresistas de América Latina. Dicha mujer, tiene “una conciencia incluyente, instinto maternal, y sentido de familia, de pareja, y de hermandad humana”, nada diferente a una feminista o a un hombre gay, trans o mujer lesbiana. Asimismo, considera que la idiosincrasia y los valores culturales “históricos” han permitido a la humanidad amar, excluyendo las nuevas realidades y formas de amar que existen en el mundo.
Una vez más, la el Gobierno de Nicaragua, a través de su primera Dama y Secretaria de Comunicación confirma el doble discurso y la doble moral que guían su actuar. Habla de amor, pero despliega odio y rencor disfrazado bajo una estela de palabras. Finalmente, este tipo de escritos únicamente contribuyen a polarizar más el país y esbozan los pensamientos radicales y ortodoxos del Gobierno de Nicaragua en cuanto a temas de gran interés para minorías del país.
Etiquetas:
De ambiente
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario