San Sebastián, icono gay del catolicismo

Por Mario S. Vásquez
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Soldado Romano, Católico, de piel clara, con unas facciones físicas muy definidas, asaetado por su religión y representado de un modo muy sugestivo, San Sebastián ha sido tomado como el santo protector de las personas gays. En Nicaragua, muchas iglesias poseen entre sus paredes imágenes del Santo Gay, pero quizás el más representativo sea el de Diriamba, en Carazo.

Fue entre los siglos XV y XVI de Renacentismo Europeo, que la iconografía de San Sebastián sufre un cambio profundo y pasa se representado como un señor de avanzada edad, de cabellera blanca, con vestiduras largas y atravesado por flechas a un santo joven, atractivo y en unas poses muy sensuales atado a un árbol o una columna.

Lo erótico de su representación artística ya se advertía desde el mismo clérigo católico a inicio del Siglo XVI, a pesar de ello las múltiples obras seguían recordando al mártir muerto por lapidación el 20 de enero del 209 y tirado a las alcantarillas de roma para luego ser enterrado en Via Apia.

El estudioso alemán Georges Eekhond, fur quien en 1905 empezó a estudiar el homoerotismo en la infinidad de iconografías de San Sebastián. De ahí hasta hoy, los estudios son vastos y amplios sobre las posiciones de placer y sobre todo la perfección y belleza del cuerpo del Santo. Un especie de reivindicación sexual, convirtiéndolo en lo que fue el David de Miguel Ángel. Además, la relación de ser penetrado por las flechas, entre una combinación de placer y éxtasis hacen del santo un verdadero icono de los gays.

Hasta la fecha la imagen más famosa es la pintada en 1480 por Mantegna. En los años 20 Tennesse Williams le dedica su poema San Sebastiano de Sodoma y en los 70 el polémico filme Sebastiane, de Derek Jarman, le termina de entronizarlo como el icono gay.