Tomado de www.elnuevodiario.com.ni Con información del Centro para la Educación y Prevención del Sida www.cepresi.org.ni
Con el objetivo de presentar un estudio sobre la discriminación y el rechazo a que se enfrenta la población homosexual en el sistema de salud nicaragüense se realizó el Primer Foro Nacional de la Diversidad Sexual, con la participación de los representantes del Ministerio de Salud, Minsa.
En dicho encuentro las autoridades del Centro para la Educación y Prevención del Sida, Cepresi, expusieron los resultados del estudio “Percepción y Estereotipos en Profesionales de la Salud Pública”, que arrojaron que el 50.7 por ciento de los encuestados dijo estar en desacuerdo con que las relaciones entre homosexuales sean legales.
Este indicador demuestra que la discriminación hacia las personas con diferente orientación sexual es un problema presente en distintos sectores de la sociedad, pero el hecho de que también el personal que labora en algunos centro asistenciales los rechace, representa una seria amenaza para el cumplimiento de los derechos individuales plasmados en la Constitución Política de Nicaragua, que promueve igualdad de trato para todas las personas, sin importar el género y sus preferencias.
Personal de Salud “aplazado”
Según señaló el director de Cepresi, Norman Gutiérrez, existe un alto nivel de discriminación porque el sector Salud tiene una visión estereotipada de la moral referente a la orientación sexual.
“Lo que pasa es que muchos trabajadores de la Salud creen que el problema del VIH es propiciado por los homosexuales, pero debemos recordar que esto tiene que ver con las prácticas sexuales y no con las identidades de género; cualquier persona puede ser afectada”, expresó Gutiérrez.
De igual forma dijo que han venido trabajando a lo largo de los años para tratar de educar a la sociedad nicaragüense, promoviendo el respeto a través de la participación en conjunto en diferentes actividades que tienen por propósito transmitir un mensaje de unidad nacional sin que la preferencia sexual sea un impedimento.
“Minsa reflexionará”, dice Secretario General
Por su lado, el doctor Enrique Beteta, Secretario General del Minsa y Presidente de la Comisión Nicaragüense de Sida, reconoció que existen señalamientos sobre maltrato en el sistema de salud pública hacia personas homosexuales.
“De alguna manera tenemos que sensibilizar a nuestros médicos, enfermeras y todo el personal de los centros asistenciales para que entiendan que la diversidad sexual existe en el país, porque es un tema que debemos asumir y es por eso que es necesario escucharlos muy atentamente para ajustar nuestros servicios de salud a nivel nacional”, resaltó Beteta.
El estudio se llevó a cabo en 20 unidades de salud, entre hospitales y centros de salud de 17 municipios del pacífico, occidente, norte, sur y centro del país.
lunes, 24 de agosto de 2009
Homofobía en personal de salud
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Plataforma de Activismo Gay 2.0-Espacio Comunicación Alternativa-ECA
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Sin reservas
Me rehuso a ser un gay heteronormal
Por Danilo Gonzalez dg.espacio@gmail.com
Cuando he tenido novio siempre me preguntan cual es el hombre y cual es la mujer en mi relación. Y me cuesta responder y me limito a decir que ambos somos hombres. Sin duda, la pregunta esta basada en la construcción social binaria en la que vivimos donde todo es femenino o masculino y hombre o mujer.
La heteronormatividad o imposición de la heterosexualidad como la manera “normal” de relacionarse, obedece a los intereses y construcciones sociales, culturales, religiosas, políticas y también patriarcales de la sociedad. Obviamente, está basada en la construcción fundamentalista de más de 2 mil años, especialmente desde los hombres con poder.
No es raro que en las mismas relaciones homosexuales o diversas nos basamos en ese mismo sistema para relacionarnos sin plantearnos nuevas formas de establecer vínculos con una persona que nos gusta o amamos. De entrada, el tema de la fidelidad y el amor incondicional obedece a la apropiación del cuerpo de la otra persona. Mi cuerpo es tuyo y el tuyo es mío para demostrarnos que somos una pareja y que nos queremos, sin preguntarnos si el amar a alguien nos da el derecho de disponer de los deseos sexuales de la otra persona.
Si se trata de convivencia podemos decir que las citas, las relaciones sexuales y los estándares de éxito son medidos con la misma regla que las personas heterosexuales. Por ejemplo, tenemos la constante preocupación por que nuestras relaciones sean duraderas para que sean calificadas como exitosas, a sabiendas que en la mayoría de los casos, las relaciones homosexuales son cortas. En este sentido, estar con una sola persona por mucho tiempo, aunque hayan diferencias irreconciliables, es una forma heteronormal de demostrar que somos capaces de tener relaciones afectivas.
Además, la heteronormatividad no se trata solo de acciones, si no de valores, normas y creencias que tenemos internalizadas y que obedecen a los sentimientos de pertenencias. ¿Tenemos que ser para pertenecer? Es decir, aunque seamos gays, lesbianas, trans y bisexuales, ¿tenemos que replicar el sistema para ser socialmente aceptados? En este sentido, estamos siguiendo un patrón de aceptación elitista. Primero una élite masculina donde uno de los miembros de las parejas tiene que ser el “hombre”, el que tiene el poder y domina a la otra persona. Por otro lado, caemos bajo la lógica de la élite religiosa donde aprehendemos una conducta de monogamia sexual y en la represión de la vida sexual y reproductiva entre parejas diversas.
La heteronormatividad no me la estoy inventando yo. Como dije antes, son valores, normas y conductas enseñadas en el seno de nuestras familias, el Estado, la escuela y los círculos sociales. Sin darnos cuenta, seguimos cayendo en la trampa del sistema aunque salgamos entre personas del mismo sexo y/o género.
Que mas decir… la sexualidad es un proceso personal, privado y de creatividad. La idea es que como personas diversas podamos construir identidades diversas, pero que también reconozcamos que hay maneras diferentes de relacionarnos y vincularnos afectivamente y sexualmente con otras personas. La heteronormatividad es solo avalada y naturalizada si la practicamos. Si la lucha es por el respeto a nuestras identidades, entonces la lucha debe ser coherente con la práctica y desde nuestras maneras de relacionarnos podemos incidir y aportar a crear un entorno favorable. Esto lo digo para que la sexualidad, como un aspecto en constante cambio del ser humano, sea visto como un proceso normal y no como el tema tabú de siempre.
Yo me estoy rehusando a ser un gay heteronormal porque quiero tener relaciones diversas. Esto implica vivir mi género, identidad, orientación sexual y rol sin verme condicionado por el biologicismo o las normas sociales, consciente de lo que implica al no ser socialmente aceptado, aun en la diversidad sexual, y teniendo como bandera de lucha mis actitudes transgresoras.
Cuando he tenido novio siempre me preguntan cual es el hombre y cual es la mujer en mi relación. Y me cuesta responder y me limito a decir que ambos somos hombres. Sin duda, la pregunta esta basada en la construcción social binaria en la que vivimos donde todo es femenino o masculino y hombre o mujer.
La heteronormatividad o imposición de la heterosexualidad como la manera “normal” de relacionarse, obedece a los intereses y construcciones sociales, culturales, religiosas, políticas y también patriarcales de la sociedad. Obviamente, está basada en la construcción fundamentalista de más de 2 mil años, especialmente desde los hombres con poder.
No es raro que en las mismas relaciones homosexuales o diversas nos basamos en ese mismo sistema para relacionarnos sin plantearnos nuevas formas de establecer vínculos con una persona que nos gusta o amamos. De entrada, el tema de la fidelidad y el amor incondicional obedece a la apropiación del cuerpo de la otra persona. Mi cuerpo es tuyo y el tuyo es mío para demostrarnos que somos una pareja y que nos queremos, sin preguntarnos si el amar a alguien nos da el derecho de disponer de los deseos sexuales de la otra persona.
Si se trata de convivencia podemos decir que las citas, las relaciones sexuales y los estándares de éxito son medidos con la misma regla que las personas heterosexuales. Por ejemplo, tenemos la constante preocupación por que nuestras relaciones sean duraderas para que sean calificadas como exitosas, a sabiendas que en la mayoría de los casos, las relaciones homosexuales son cortas. En este sentido, estar con una sola persona por mucho tiempo, aunque hayan diferencias irreconciliables, es una forma heteronormal de demostrar que somos capaces de tener relaciones afectivas.
Además, la heteronormatividad no se trata solo de acciones, si no de valores, normas y creencias que tenemos internalizadas y que obedecen a los sentimientos de pertenencias. ¿Tenemos que ser para pertenecer? Es decir, aunque seamos gays, lesbianas, trans y bisexuales, ¿tenemos que replicar el sistema para ser socialmente aceptados? En este sentido, estamos siguiendo un patrón de aceptación elitista. Primero una élite masculina donde uno de los miembros de las parejas tiene que ser el “hombre”, el que tiene el poder y domina a la otra persona. Por otro lado, caemos bajo la lógica de la élite religiosa donde aprehendemos una conducta de monogamia sexual y en la represión de la vida sexual y reproductiva entre parejas diversas.
La heteronormatividad no me la estoy inventando yo. Como dije antes, son valores, normas y conductas enseñadas en el seno de nuestras familias, el Estado, la escuela y los círculos sociales. Sin darnos cuenta, seguimos cayendo en la trampa del sistema aunque salgamos entre personas del mismo sexo y/o género.
Que mas decir… la sexualidad es un proceso personal, privado y de creatividad. La idea es que como personas diversas podamos construir identidades diversas, pero que también reconozcamos que hay maneras diferentes de relacionarnos y vincularnos afectivamente y sexualmente con otras personas. La heteronormatividad es solo avalada y naturalizada si la practicamos. Si la lucha es por el respeto a nuestras identidades, entonces la lucha debe ser coherente con la práctica y desde nuestras maneras de relacionarnos podemos incidir y aportar a crear un entorno favorable. Esto lo digo para que la sexualidad, como un aspecto en constante cambio del ser humano, sea visto como un proceso normal y no como el tema tabú de siempre.
Yo me estoy rehusando a ser un gay heteronormal porque quiero tener relaciones diversas. Esto implica vivir mi género, identidad, orientación sexual y rol sin verme condicionado por el biologicismo o las normas sociales, consciente de lo que implica al no ser socialmente aceptado, aun en la diversidad sexual, y teniendo como bandera de lucha mis actitudes transgresoras.
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Homofobía en personal de salud
Tomado de www.elnuevodiario.com.ni Con información del Centro para la Educación y Prevención del Sida www.cepresi.org.ni
Con el objetivo de presentar un estudio sobre la discriminación y el rechazo a que se enfrenta la población homosexual en el sistema de salud nicaragüense se realizó el Primer Foro Nacional de la Diversidad Sexual, con la participación de los representantes del Ministerio de Salud, Minsa.
En dicho encuentro las autoridades del Centro para la Educación y Prevención del Sida, Cepresi, expusieron los resultados del estudio “Percepción y Estereotipos en Profesionales de la Salud Pública”, que arrojaron que el 50.7 por ciento de los encuestados dijo estar en desacuerdo con que las relaciones entre homosexuales sean legales.
Este indicador demuestra que la discriminación hacia las personas con diferente orientación sexual es un problema presente en distintos sectores de la sociedad, pero el hecho de que también el personal que labora en algunos centro asistenciales los rechace, representa una seria amenaza para el cumplimiento de los derechos individuales plasmados en la Constitución Política de Nicaragua, que promueve igualdad de trato para todas las personas, sin importar el género y sus preferencias.
Personal de Salud “aplazado”
Según señaló el director de Cepresi, Norman Gutiérrez, existe un alto nivel de discriminación porque el sector Salud tiene una visión estereotipada de la moral referente a la orientación sexual.
“Lo que pasa es que muchos trabajadores de la Salud creen que el problema del VIH es propiciado por los homosexuales, pero debemos recordar que esto tiene que ver con las prácticas sexuales y no con las identidades de género; cualquier persona puede ser afectada”, expresó Gutiérrez.
De igual forma dijo que han venido trabajando a lo largo de los años para tratar de educar a la sociedad nicaragüense, promoviendo el respeto a través de la participación en conjunto en diferentes actividades que tienen por propósito transmitir un mensaje de unidad nacional sin que la preferencia sexual sea un impedimento.
“Minsa reflexionará”, dice Secretario General
Por su lado, el doctor Enrique Beteta, Secretario General del Minsa y Presidente de la Comisión Nicaragüense de Sida, reconoció que existen señalamientos sobre maltrato en el sistema de salud pública hacia personas homosexuales.
“De alguna manera tenemos que sensibilizar a nuestros médicos, enfermeras y todo el personal de los centros asistenciales para que entiendan que la diversidad sexual existe en el país, porque es un tema que debemos asumir y es por eso que es necesario escucharlos muy atentamente para ajustar nuestros servicios de salud a nivel nacional”, resaltó Beteta.
El estudio se llevó a cabo en 20 unidades de salud, entre hospitales y centros de salud de 17 municipios del pacífico, occidente, norte, sur y centro del país.
Con el objetivo de presentar un estudio sobre la discriminación y el rechazo a que se enfrenta la población homosexual en el sistema de salud nicaragüense se realizó el Primer Foro Nacional de la Diversidad Sexual, con la participación de los representantes del Ministerio de Salud, Minsa.
En dicho encuentro las autoridades del Centro para la Educación y Prevención del Sida, Cepresi, expusieron los resultados del estudio “Percepción y Estereotipos en Profesionales de la Salud Pública”, que arrojaron que el 50.7 por ciento de los encuestados dijo estar en desacuerdo con que las relaciones entre homosexuales sean legales.
Este indicador demuestra que la discriminación hacia las personas con diferente orientación sexual es un problema presente en distintos sectores de la sociedad, pero el hecho de que también el personal que labora en algunos centro asistenciales los rechace, representa una seria amenaza para el cumplimiento de los derechos individuales plasmados en la Constitución Política de Nicaragua, que promueve igualdad de trato para todas las personas, sin importar el género y sus preferencias.
Personal de Salud “aplazado”
Según señaló el director de Cepresi, Norman Gutiérrez, existe un alto nivel de discriminación porque el sector Salud tiene una visión estereotipada de la moral referente a la orientación sexual.
“Lo que pasa es que muchos trabajadores de la Salud creen que el problema del VIH es propiciado por los homosexuales, pero debemos recordar que esto tiene que ver con las prácticas sexuales y no con las identidades de género; cualquier persona puede ser afectada”, expresó Gutiérrez.
De igual forma dijo que han venido trabajando a lo largo de los años para tratar de educar a la sociedad nicaragüense, promoviendo el respeto a través de la participación en conjunto en diferentes actividades que tienen por propósito transmitir un mensaje de unidad nacional sin que la preferencia sexual sea un impedimento.
“Minsa reflexionará”, dice Secretario General
Por su lado, el doctor Enrique Beteta, Secretario General del Minsa y Presidente de la Comisión Nicaragüense de Sida, reconoció que existen señalamientos sobre maltrato en el sistema de salud pública hacia personas homosexuales.
“De alguna manera tenemos que sensibilizar a nuestros médicos, enfermeras y todo el personal de los centros asistenciales para que entiendan que la diversidad sexual existe en el país, porque es un tema que debemos asumir y es por eso que es necesario escucharlos muy atentamente para ajustar nuestros servicios de salud a nivel nacional”, resaltó Beteta.
El estudio se llevó a cabo en 20 unidades de salud, entre hospitales y centros de salud de 17 municipios del pacífico, occidente, norte, sur y centro del país.
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Me rehuso a ser un gay heteronormal
Por Danilo Gonzalez dg.espacio@gmail.com
Cuando he tenido novio siempre me preguntan cual es el hombre y cual es la mujer en mi relación. Y me cuesta responder y me limito a decir que ambos somos hombres. Sin duda, la pregunta esta basada en la construcción social binaria en la que vivimos donde todo es femenino o masculino y hombre o mujer.
La heteronormatividad o imposición de la heterosexualidad como la manera “normal” de relacionarse, obedece a los intereses y construcciones sociales, culturales, religiosas, políticas y también patriarcales de la sociedad. Obviamente, está basada en la construcción fundamentalista de más de 2 mil años, especialmente desde los hombres con poder.
No es raro que en las mismas relaciones homosexuales o diversas nos basamos en ese mismo sistema para relacionarnos sin plantearnos nuevas formas de establecer vínculos con una persona que nos gusta o amamos. De entrada, el tema de la fidelidad y el amor incondicional obedece a la apropiación del cuerpo de la otra persona. Mi cuerpo es tuyo y el tuyo es mío para demostrarnos que somos una pareja y que nos queremos, sin preguntarnos si el amar a alguien nos da el derecho de disponer de los deseos sexuales de la otra persona.
Si se trata de convivencia podemos decir que las citas, las relaciones sexuales y los estándares de éxito son medidos con la misma regla que las personas heterosexuales. Por ejemplo, tenemos la constante preocupación por que nuestras relaciones sean duraderas para que sean calificadas como exitosas, a sabiendas que en la mayoría de los casos, las relaciones homosexuales son cortas. En este sentido, estar con una sola persona por mucho tiempo, aunque hayan diferencias irreconciliables, es una forma heteronormal de demostrar que somos capaces de tener relaciones afectivas.
Además, la heteronormatividad no se trata solo de acciones, si no de valores, normas y creencias que tenemos internalizadas y que obedecen a los sentimientos de pertenencias. ¿Tenemos que ser para pertenecer? Es decir, aunque seamos gays, lesbianas, trans y bisexuales, ¿tenemos que replicar el sistema para ser socialmente aceptados? En este sentido, estamos siguiendo un patrón de aceptación elitista. Primero una élite masculina donde uno de los miembros de las parejas tiene que ser el “hombre”, el que tiene el poder y domina a la otra persona. Por otro lado, caemos bajo la lógica de la élite religiosa donde aprehendemos una conducta de monogamia sexual y en la represión de la vida sexual y reproductiva entre parejas diversas.
La heteronormatividad no me la estoy inventando yo. Como dije antes, son valores, normas y conductas enseñadas en el seno de nuestras familias, el Estado, la escuela y los círculos sociales. Sin darnos cuenta, seguimos cayendo en la trampa del sistema aunque salgamos entre personas del mismo sexo y/o género.
Que mas decir… la sexualidad es un proceso personal, privado y de creatividad. La idea es que como personas diversas podamos construir identidades diversas, pero que también reconozcamos que hay maneras diferentes de relacionarnos y vincularnos afectivamente y sexualmente con otras personas. La heteronormatividad es solo avalada y naturalizada si la practicamos. Si la lucha es por el respeto a nuestras identidades, entonces la lucha debe ser coherente con la práctica y desde nuestras maneras de relacionarnos podemos incidir y aportar a crear un entorno favorable. Esto lo digo para que la sexualidad, como un aspecto en constante cambio del ser humano, sea visto como un proceso normal y no como el tema tabú de siempre.
Yo me estoy rehusando a ser un gay heteronormal porque quiero tener relaciones diversas. Esto implica vivir mi género, identidad, orientación sexual y rol sin verme condicionado por el biologicismo o las normas sociales, consciente de lo que implica al no ser socialmente aceptado, aun en la diversidad sexual, y teniendo como bandera de lucha mis actitudes transgresoras.
Cuando he tenido novio siempre me preguntan cual es el hombre y cual es la mujer en mi relación. Y me cuesta responder y me limito a decir que ambos somos hombres. Sin duda, la pregunta esta basada en la construcción social binaria en la que vivimos donde todo es femenino o masculino y hombre o mujer.
La heteronormatividad o imposición de la heterosexualidad como la manera “normal” de relacionarse, obedece a los intereses y construcciones sociales, culturales, religiosas, políticas y también patriarcales de la sociedad. Obviamente, está basada en la construcción fundamentalista de más de 2 mil años, especialmente desde los hombres con poder.
No es raro que en las mismas relaciones homosexuales o diversas nos basamos en ese mismo sistema para relacionarnos sin plantearnos nuevas formas de establecer vínculos con una persona que nos gusta o amamos. De entrada, el tema de la fidelidad y el amor incondicional obedece a la apropiación del cuerpo de la otra persona. Mi cuerpo es tuyo y el tuyo es mío para demostrarnos que somos una pareja y que nos queremos, sin preguntarnos si el amar a alguien nos da el derecho de disponer de los deseos sexuales de la otra persona.
Si se trata de convivencia podemos decir que las citas, las relaciones sexuales y los estándares de éxito son medidos con la misma regla que las personas heterosexuales. Por ejemplo, tenemos la constante preocupación por que nuestras relaciones sean duraderas para que sean calificadas como exitosas, a sabiendas que en la mayoría de los casos, las relaciones homosexuales son cortas. En este sentido, estar con una sola persona por mucho tiempo, aunque hayan diferencias irreconciliables, es una forma heteronormal de demostrar que somos capaces de tener relaciones afectivas.
Además, la heteronormatividad no se trata solo de acciones, si no de valores, normas y creencias que tenemos internalizadas y que obedecen a los sentimientos de pertenencias. ¿Tenemos que ser para pertenecer? Es decir, aunque seamos gays, lesbianas, trans y bisexuales, ¿tenemos que replicar el sistema para ser socialmente aceptados? En este sentido, estamos siguiendo un patrón de aceptación elitista. Primero una élite masculina donde uno de los miembros de las parejas tiene que ser el “hombre”, el que tiene el poder y domina a la otra persona. Por otro lado, caemos bajo la lógica de la élite religiosa donde aprehendemos una conducta de monogamia sexual y en la represión de la vida sexual y reproductiva entre parejas diversas.
La heteronormatividad no me la estoy inventando yo. Como dije antes, son valores, normas y conductas enseñadas en el seno de nuestras familias, el Estado, la escuela y los círculos sociales. Sin darnos cuenta, seguimos cayendo en la trampa del sistema aunque salgamos entre personas del mismo sexo y/o género.
Que mas decir… la sexualidad es un proceso personal, privado y de creatividad. La idea es que como personas diversas podamos construir identidades diversas, pero que también reconozcamos que hay maneras diferentes de relacionarnos y vincularnos afectivamente y sexualmente con otras personas. La heteronormatividad es solo avalada y naturalizada si la practicamos. Si la lucha es por el respeto a nuestras identidades, entonces la lucha debe ser coherente con la práctica y desde nuestras maneras de relacionarnos podemos incidir y aportar a crear un entorno favorable. Esto lo digo para que la sexualidad, como un aspecto en constante cambio del ser humano, sea visto como un proceso normal y no como el tema tabú de siempre.
Yo me estoy rehusando a ser un gay heteronormal porque quiero tener relaciones diversas. Esto implica vivir mi género, identidad, orientación sexual y rol sin verme condicionado por el biologicismo o las normas sociales, consciente de lo que implica al no ser socialmente aceptado, aun en la diversidad sexual, y teniendo como bandera de lucha mis actitudes transgresoras.
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